En un momento en el que parece que lxs propios artistas y su presencia a través de redes puede ser un factor determinante para escuchar su musica o dejarla a la cola, Ultralágrima me rompe todos los esquemas. Sin apenas ser capaz de recordar sus caras, soy capaz de decir que lo suyo es distinto, que sus sonido es propio, y que su primer LP es uno de los proyectos más potentes de todo el año.
Texto: Adrián Cotillas
He estado esperando casi toda la semana para poder sentarme y escuchar el disco de principio a fin todo seguido. Procuro que siempre sea así, pero a veces las ganas me pueden. Esta vez ha merecido la pena poder darle al play y quedarme quieto durante las 14 canciones que contiene este primer álbum de los valencianos Marco e Ignacio.
Por empezar desde un aspecto general, el concepto que utilizaría para definir este álbum es el de una máquina que acumula sentimientos y los transforma en ruidos; y no hablo de ruidos de esos molestos que te rondan la cabeza, sino de esos que ocurren alrededor te iras a ver de donde vienen. Ruidos que pueden ser simples pero que por su timbre, su ubicación o su forma de presentarse te llegan de una manera muy particular. Si tú, que estas leyendo esto, has utilizado alguna vez el Ableton Live (o algún otro DAW similar), me entenderás cuando digo que para mí estas canciones son como si a todo un barullo de sentimientos le metieses un efecto Overdrive y subieses el wet al 100%.
Las sensaciones en este disco es como si no llegasen a acabar, como si todas las tensiones llevasen a otras tensiones, pero a unas en las que puedes mantenerte cómodo desde las tristeza o dese la euforia. Algo así pasa cuando el primer tema “12.02.24” conecta con el segundo “500 balas”. Este último es particularmente uno de mis favoritos. Hablar en plural de una especie de dicotomía interior a la que decides meterle un drum and bass no demasiado acelerado es una fórmula que no se por qué pero me parece que funciona perfectamente, como si estuvieses formando una línea diagonal respecto al suelo, a punto de caer pero te mantienes firme por alguna fuerza.
“Nunca estuviste tan lejos” es el tercer tema de este disco y hasta ahora mi tema más reproducido de 2024. Para mí es casi un ejemplo de un crying in the club. Me puedo imaginar las luces parpadeantes, los movimientos de cuerpo lentos y fluidos, las miradas; es un entorno perfecto de intimidad que a la vez puede gritar entre lágrimas. El sonido es oscuro pero te pide explotar y soltar.
El cuarto tema del disco me ha sorprendido porque no recordaba haber escuchado una guitarra acústica en el imaginario sonoro del grupo hasta el momento, y no pensaba que fuese a hacerlo, pero me ha encantado. Creo que esta canción funciona desde una perspectiva de lo más poética. Es una voz que dice cosas y que es acompañada por otros elementos que se van sumando progresivamente, pero considero que el peso esta en la letra, en la soltura de la voz, en su crudeza. Es más, al final casi se rompe del todo, como si cargase un bagaje de haber dicho todas sus verdades.
“19.03.23” A mi parecer funciona como una especie de interludio. A pesar de poder identificarlo en el conjunto sonoro del disco, pierde esa fuerza drástica que poseen todos los tracks en agua momento y rebaja todo a un sonido mucho mas elástico y liviano que desemboca en el tema más oscuro del disco: “Cuando te duele el mundo”. No puedo esperar a ver este momento en el directo, porque creo que va a convertirse en el momento clave de lágrimas y emoción. Preguntarte de qué te despedirías en tu último minuto es algo que no te plantearías habitualmente, pero gracias a este tema te va tocar hacerlo más de vez en cuando.
El puesto siete del LP es para "Escapar (y solo quedarme atrás)", lo que para mí es una reacción, una respuesta a ese arrastre de tristeza y de ansiedad que venimos agarrando con las manos. Esta canción es el momento de levantar la cabeza entre las cosas que pueden ir mal e intentar gritarles todo lo que hay dentro. Creo que hay una frase en especial a resaltar y es la de “Quemarme las manos para alumbrarte a ti”, una simple pero dolorosa demostración de los extremos sentimentales que podemos alcanzar.
Este disco por supuesto tenía que contener el primer tema de este duo, ese mismo con el que ya sabía que me iba a enganchar de aquí en adelante, "Cuánto tiempo llevas huyendo". Gritos, distorsión, lágrimas, arañazos, saltos; es todo lo que me viene a la cabeza cada vez que escucho esa canción, y no para de ser así por más que le de al play.
Este, además, viene seguido de otro de los temas más potentes y enérgicos que contiene este LP, “Donde tú estás”. Solo necesito ese arpegiador del principio para saber la odisea de sonidos en la que me voy a adentrar, es como si el primero fuese un preludio de todos los que vamos a escuchar en sus diferentes texturas.
Acercándonos al final del disco aparece “16.12.22”. Reconozco que no llego a entender el significado de las fechas como título, pero es cierto que tienen un tinte distinto a los demás. Parecen capítulos más cortos, con menor contenido, peor que a su vez añaden matices distintos al disco que lo complementan sobretodo a nivel estilístico,
“La felicidad” es uno de los temas con los que mas hype tenía. Desde el lanzamiento del disco ha sido uno de los que más he visto publicado en stories de gente cercana, y al escucharla he podido entender el por qué. Las melodías son clave, su sensibilidad, el color que tiene la voz, que de nuevo parece estar cansada, casi a punto de llorar. El sonido orgánico del piano (grabado por Xenia) añade esa nostalgia más “estereotípica” pero que combina tan bien con el sonido de este duo valenciano. No puedo evitar pensar que podría formar parte de la banda sonora de una película, de algún momento mítico en una coming of age film
Cerrando el disco veo dos canciones fundamentales: “FLP” y “Esta luz nunca se volverá a apagar”. La primera es de nuevo, una especie de poema, un cúmulo de preguntas y lamentos de cosas que podrían haber sido distintas. Es un último rastro de ese registro más orgánico, más cercano; casi como si estuvieses en la misma habitación que los chicos. Por el contrario, creo que “Nunca se volverá a apagar” es la verdadera conclusión de un ciclo. Vuelven esos arpegios tan característicos de Ultralágrima y todo explota de nuevo en esa última supernova.
El verdadero último capítulo se titula "14.09.21", y parece ser una maqueta de lo que hoy conocemos como “Cuánto tiempo llevas huyendo”. Resulta raro, supongo que esperas un final diferente, algo a lo que estemos más acostumbrados, sin embargo, tampoco considero que sea una mala decisión. La fecha parece ser la más antigua de todas, por lo que podría ser el verdadero inicio de todo el proyecto, y que a su vez sea el final aporta un toque anecdótico.
¿En resumen? “Ultralágrima” es una especie de industrialización (en el sentido básico de la palabra) del pop emocional con tintes de oscuridades a los que no estamos acostumbrados y que resulta muy interesante sacar a la luz.
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