El 29 de mayo de 2024, el cine perdió a una de sus pioneras más queridas y respetadas. Margot Benacerraf, fallecida a los 97 años en Caracas, deja un legado que ha tocado el corazón de muchos y ha redefinido el cine documental.
Su trabajo y su pasión por la narrativa visual han dejado una marca indeleble en la historia del cine.
Texto. Adriana Almenar
Benacerraf es mundialmente reconocida por dos documentales que capturaron la esencia de Venezuela con una sensibilidad y una profundidad excepcionales. "Reverón" (1952) nos lleva a la vida del pintor Armando Reverón, explorando su mundo con una intimidad y un respeto que solo una cineasta de su calibre podría lograr.
"Araya" (1959), sin duda su obra maestra, es un documental poético sobre los trabajadores de sal en la península de Araya. Con su narración evocadora y su impresionante cinematografía, "Araya" se alzó con el Premio Internacional de la Crítica en el Festival de Cannes de 1959, compartiendo honores con "Hiroshima mon amour" de Alain Resnais. Este reconocimiento no solo elevó su perfil internacionalmente, sino que también puso a Venezuela en el radar del cine mundial.
UN COMPROMISO INQUEBRANTABLE CON EL CINE
Más allá de sus películas, Benacerraf dedicó gran parte de su vida a fortalecer el cine en Venezuela. En 1966, fundó la Cinemateca Nacional de Venezuela, una institución vital para la preservación y difusión del cine en el país. En 1991, con el apoyo del renombrado escritor Gabriel García Márquez, estableció Fundavisual Latina, promoviendo el arte audiovisual en América Latina
UN LEGADO INMORTAL
La noticia de su fallecimiento ha conmovido profundamente a la comunidad cinematográfica. Guillermo Arriaga, aclamado guionista y director mexicano, expresó: “Margot Benacerraf nos enseñó que el documental puede ser tan poderoso y lírico como cualquier obra de ficción. Su mirada fue una brújula para muchos de nosotros”.
El director venezolano Lorenzo Vigas añadió: “Ella fue una pionera que abrió camino en tiempos difíciles, y su legado es un recordatorio de lo que el cine puede lograr cuando se hace con pasión y autenticidad”.
UN FAROL DE INSPIRACIÓN
Para los cineastas actuales y futuros, Margot Benacerraf sigue siendo una fuente de inspiración inagotable. Su capacidad para encontrar la belleza en lo cotidiano y transformarla en arte sigue siendo un modelo a seguir. Su espíritu y su visión viven en cada cineasta que busca contar historias con la misma dedicación y amor por su país que ella demostró.
Margot Benacerraf no solo capturó imágenes, sino que inmortalizó la esencia de una nación y la humanidad misma. Aunque su partida deja un vacío, su legado es una luz que seguirá guiando a las generaciones venideras. Adiós, Margot. Gracias por mostrarnos el mundo a través de tus ojos y tu arte.
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