"LO DE LOS TONTOS" O CÓMO SALIR DEL TEATRO UN POCO MENOS LISTO, PERO MÁS DESPIERTO
- ÁNGELA BELLÓN REY
- hace 7 días
- 3 Min. de lectura
Después de su paso por Teatro del Barrio hace unos meses, "Lo de los tontos" vuelve a la parrilla dentro de la programación de Nave 73 durante todos los sábados de abril. Un espectáculo dirigido por Diego Baselga que desdibuja los límites de la puesta en escena y nos invita a reírnos de nosotrxs mismos.
Texto: Ángela Bellón (@angela_br99)
Para quien no lo sepa (y si no lo sabe, ¿qué hace leyendo esto?), una crítica teatral es ese noble arte de opinar con estilo, o de hacer ver que sabes mucho mientras intentas no pisarte con tus propias metáforas. Tampoco es un linchamiento con palabras bonitas, ni un intento de parecer más inteligente que los actores a base de referencias a Kant. A veces es cuchillo afilado, otras caricia amorosa, y en casos como este… es un ritual sagrado, un testimonio emocional, un vómito elegante en el mejor de los casos. Y en este caso, es también una ovación de 20 minutos que ya la quisiera el mismísimo Festival de Cannes.
Ahora, al lío. ¿Qué es eso de "Lo de los tontos"?
El teatro dentro del teatro que se ríe del teatro (y de ti y de mí)
Asistí a la última función de Lo de los Tontos en Nave 73, y salí entre risas y reflexiones. Esta obra no solo rompe la cuarta pared: la desmantela y poco le falta para revenderla en Wallapop. Desde el primer minuto, el público es invitado a comprender su papel en esta tragicomedia existencial - manual de instrucciones incluido. No como espectadores pasivos, sino como cómplices necesarios de una puesta en escena que se pliega sobre sí misma para dejar en evidencia los mecanismos del teatro. Es, en toda regla, metateatro con mayúsculas.
Lo de los Tontos pone las cartas sobre la mesa, las rompe, las pega con Loctite, y vuelve a jugar con ellas sin respetar ninguna regla del solitario dramático. Es metateatro en vena. Antes de que te des cuenta, ya están explicándote qué estás haciendo tú ahí, qué están haciendo ellos en ese escenario y por qué, probablemente, todos estamos un poco tontos. El público no es solo público: es cómplice, víctima y espejo (y a veces, hasta blanco del dardo). No obstante, no puedes ir esperando toparte con una especie de “Teatro para Dummies”. Es algo que trasciende todo ello. Lo de los Tontos viene con crítica política y filosofía de terraza (me temo que la filosofía de bar se la han quedado las generaciones que nos precedieron).
Y eso es tan solo el calentamiento.
DUELO ACTORAL A LA ALTURA DE LOS MONTESCO Y CAPULETO
En el centro del huracán escénico están ellos: los dos protagonistas, Susanita (Paula Mira) y y Carlitos (Mateo Baselga). Dos personajes cuya relación se mueve entre el juego y la lucha libre emocional. Dos casi antagónicos que, lejos de oponerse con violencia, se complementan con una precisión de infarto.

Uno es el caos contenido, la otra, la chispa que incendia la escena. Juntos funcionan a la perfección, con una química fundada en la ternura y en el acompañamiento. Quizás, lo más loable es cómo nos hacen reír en ese tono exacto que solo los buenos actores logran: donde la carcajada viene acompañada de una pinchadita en el corazón que versa la cruda realidad que se esconde bajo esas palabras.
TONTOS, PERO CONSCIENTES (Y CON UNA AFILADÍSIMA CRÍTICA SOCIAL)
Bajo esa apariencia de tontería encantadora, Lo de los Tontos es una obra con puñales escondidos entre risas. Es una crítica feroz al sistema, a la precariedad, a las falsas promesas. La obra expone, ridiculiza e infantiliza esa mirada condescendiente que muchas veces reciben lxs jóvenes. “Los tontos” del título podrían ser ellxs, o nosotrxs, o todxs, al final y al cabo. Es una bofetada suave a la generación que infantiliza a lxs jóvenes mientras les exige heroísmo y resiliencia, pero les niega espacio, voz, y a veces hasta dignidad.
No da respuestas, pero, quizás es porque hace las preguntas correctas.
Lo de los Tontos no es solo una obra. Es una patada al cinismo, una caricia a la esperanza y un espejo deformado donde reconocerse. Es teatro que se ríe de sí mismo y de nosotrxs, pero lo hace con inteligencia, con ternura, y con un dominio escénico que hace que salir del teatro sea casi misión casi imposible. Y tú, que estabas tan tranquilo pensando que ibas a ver una comedia....
Así que si tienen la oportunidad de verla, no lo dudéis. Porque a veces, solo "los tontos" tienen el valor de decir las verdades más grandes.
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