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JUDELINE: BODHIRIA

Actualizado: 29 oct

Si has estado utilizando Twitter, Tiktok, o Instagram (dado que Fotolog ya nos lo arrebataron), te habrás dado cuenta de una cosa, y es que este pasado fin de semana ha sido para dos discos (muy distintos entre ellos por cierto). El primero de ellos es “Elige tu propia aventura” de nuestros queridos Carolina Durante, pero de ellos ya hablaremos en otro momento. El disco del que venimos a hablar es “Bodhiria” (2024) la carta de presentación de la joven Judeline que hoy analizamos track by track.


Texto: Adrián Cotillas (@adrian_cotillas)

 

Fotografía: JP Bonino (@jp._.bonino)


Una voz que sufre, que ama, que incluso parece divertirse. Una voz que siente. Una voz que aparece de repente en medio de un no espacio para llamar a su amado. La voz se llama Ángela, y al no espacio lo llamaremos “Bodhiria”. Así presenta Judeline la narrativa de su primer largo de estudio, y lo hace literalmente con su personaje. El primer track (“Bodhitale”) consiste en una featuring con ella misma bajo el pseudónimo de Ángela, algo que sin haber siquiera dado al play, ya eleva el nivel del álbum por una simple cuestión de visión y narrativa.


Entramos a este universo mediante una introducción que crece progresivamente a niveles casi sinfónicos para a continuación, entrar de puntillas a una ceremonia. “INRI” es un guiño a la fe, una fe contemporánea que la artista parece tener presente a lo largo de todo el proyecto. Por supuesto, como ya sabemos, este tema fue uno de los adelantos del proyecto y vino plagado de una extravagante iconográfica religiosa que no dejó indiferente a nadie.



Quizás uno de mis puestos favoritos en este disco es el tercero, ocupado por “angelA”. En tan solo 20 segundos, Judeline nos engaña y lo que parece que va a ser una especie de balada ligera y airosa (como pueden ser "Tánger"), se convierte en un ritmo callejero plagado de barras profanas. “Mi toto es la sangre de cristo, bébetela” quizás es la mejor de ellas, pero ninguna otra se queda atrás en este oasis de carácter urbano.


Mangata” (que ya supera los 3,5 millones de escuchas) fue el primer adelanto de “Bodhiria”. No sabía cuando mencionar lo relativo a las palabras, pero creo que solo hace falta releer esa frase para ver como el proyecto por sí solo ha ido creando un vocabulario propio. Tomando del idioma caló muchos términos, la joven artista da pie a un imaginario muy concreto que solo podría ser suyo y que a la vez colectiviza la sensación de todo el álbum. 



Acercándonos al ecuador del tracklist llegamos a “¡BRUJERÍA!”, un delirio convertido en algo así como un funk brasileño frenético. Haciendo referencia a la propia letra de la canción, este tema es un completo bululú, un alboroto, un lio en el mejor de sus sentidos.


Por supuesto, el track que divide al disco en sus dos mitades no podía ser otro que el favorito de su propia intérprete. “Luna Roja” parece ser un amapiano (subgénero del jazz) que poco a poco va construyendo una montaña de nostalgia y tristeza. Retomando la narrativa, parece que esa Ángela que nos presentan comienza a perder su recuerdos y el personaje de su amado ya no tiene tanta cabida.



A título personal, llegó mi momento favorito; el momento de “Joropo”. Los BPMs han subido y la tensión aumenta con ellos en este tema homónimo a su género. Quizás uno de los diamantes ocultos de este track es el brillo de la voz y cómo esta baila por todos sus registros como no lo habíamos visto antes en su habitual estado de susurro. Por supuesto, a esto se suma el propio significado que acompaña a la canción, algo así cómo unas instrucciones para que el corazón funcione correctamente.


Por añadir un dato anecdótico, Lara ya ha comentado en algunas entrevistas cómo ese instrumento que inicia el tema (un cuatro venezolano) ha sido interpretado por su padre, lo cual otorga al disco una dimensión personal inigualable.



Como si poco a poco se pisase el freno, la canción evoluciona hacia algo popular, algo que todos conocemos, la canción de las “4esquinitas”. Por si se nos habia olvidado, este tema nos vuelve a transportar a ese limbo desde el que nuestra protagonista narra su historia de desesperación a la par que aprendizaje.


Pasamos del tema 9 al tema 10 y pasamos de las 4 esquinas a los “4 Angelitos”, una especie de fábula que samplea a su tema predecesor para introducirnos en lo que parece un microclima medieval. Ya podemos intuir por ciertos sonidos la presencia de figuras como DRUMMIE o Ralphie Choo en la producción, pero de eso hablaremos más tarde...


La única colaboración real se titula “Heavenly”, y viene de la mano del gran Rusowsky, dato que ya nos puede hacer intuir por donde irán los sonidos de este tema, algo orientado hacia conceptos como la intimidad o la belleza. En medio de todo este drama que venimos escuchando parece que hay una brisa fresca, casi juguetona e incluso divertida. La realidad es que en esta estética sonora hay un poco de tristeza e incluso desesperación narrativa. Esperar ese mensaje de esa persona y hacer todo lo posible por obtener esa mirada (que nunca llega) es algo que rompe el corazón, pero la realidad es que con dos voces como las de este tema el disgusto se digiere mucho más fácil.



Ya nos acercamos al final, y cada vez el sabor de boca es más difuso. Hemos pasado por géneros muy variados, y muchos de ellos llevados a un terreno experimental. De repente, en todo este maremagnum de sabores, aparece algo que conocemos, algo más tradicional: “Zarcillos de plata”. Este es quizás el track mas “sencillo” a la par que uno de los más emocionales. Una balada sobre una historia de amor que muchos podríamos catalogar de gangster, como ya hizo el tiktoker @Quilloreacción. Creo que merece la pena apreciar cómo Lara es capaz de hacernos sentir todo lo posible con tan solo un guitarra y su voz a la vez que lo hace con todos los sonidos del mundo. Quizás ese sea el poder de su voz y su mente creativa.



Llegó el final, el último paso de Ángela en el limbo y esta vez con un tono interrogativo. “Es dios bueno o solo es poderoso”. Si tantas cosas malas pasan, cómo es que Dios las permite. Algo así resumiría la frustración del desamor narrador en este disco. Si Ángela lo ha dado todo, si ha querido por todos los medios a su amado hasta quedarse vacía, por qué sufre. El de esta historia es un final agridulce, quizás algo inesperado dada la costumbre a los finales felices.


Es, por supuesto, imposible hablar de este disco sin dedicar un pequeño gran espacio a sus productores que avistábamos hace un par de párrafos. Como era de esperar, Tuiste y Mayo figuran en todos los créditos de cada canción. Una vez comprobado esto, solo puedo pensar que viendo un trabajo tan brillante como es el de este álbum no skips, he oido su nombre demasiado poco a lo largo de estos tres años que han comprendido la creación del disco. La fusión de géneros, las transiciones rítmicas y armónicas y todos y cada uno de los mínimos detalles casi imperceptibles dotan a su trabajo de 5 estrellas.


Cómo no, Ralphie Choo también está entre los créditos de algunos temas como son “Bodhitale” o “4 angelitos”. Junto a DRUMMIE, la dupla consigue que su sonido ya tenga una marca, y qué mejor que fusionarla con otra marca tan potente  como la de Judeline.



Junto a estos nombres que quizás nos suenan más relativos a este entorno, vemos también el de Luis Amoeba, otro de los grandes compositores y productores de nuestra escena y habitual compañero de Hoke. No es de extrañar que aparezca en los créditos de “¡BRUJERIA!” O “AngelA” dado el talante urbano de estas.


El último nombre que mencionaremos es quizás uno de los más interesantes: Rob Bisel. Productor estadounidense al que ya hemos visto trabajar junto a Tate Mcrae, SZA o Kendrick Lamar. ¿Hay acaso mucha gente en cuyo primer disco aparezca alguien de una talla semejante? No creemos que sea cuestión de suerte…


Fotografía: JP Bonino (@jp._.bonino)


“Bodhiria” será la nada, pero para nosotros lo es todo. Es un cuento con todas sus partes, sus capítulos, sus esquinas dobladas, sus tramas; todo está en su sitio. Cada capítulo tiene su propio hook y saltarse uno le quita la magia pero no consigue restarle valor. Te guste la música que te guste, “Bodhiria” tiene algo para ti y Ángela ha venido a cantártelo

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