Le hemos escuchado en reggeaton, en hyperpop, en nightcore, pero jamás en una versión tan íntima y verdadera. Bajocero X ha vuelto con un sonido nuevo, y su single "El ∞ ciervo" es un pase directo a su alma.
Texto: Adrián Cotillas
De repente, en lo que esperamos que sea una canción de pop, comienza a sonar un canto gregoriano. Este, concretamente, nos narra el principio del Salmo 42, cuya moraleja es la de confiar en Dios a pesar de todo lo que ocurre alrededor, de las ajetreadas circunstancias en las que podamos encontrarnos. La realidad es que en tan solo quince segundos. Bajocero X acaba de decirnos por dónde van los tiros de este nuevo proyecto.
"Como el cielo desea los manantiales de agua, así te desea mi alma". Esta es la frase que Daniel escoge para empezar un nuevo camino, una clara referencia a ese texto cristiano del que hablábamos y que sin duda supone una apuesta diferente. A esta voz que parece a punto de romperse se van sumando cada vez más instrumentos: un piano, un par de plucks, algún que otro sinte...
Poco a poco, los diferentes sonidos se van colocando en su sitio y nos llevan a climax cada vez más grandes, como si fuesen miniexplosiones que se van construyendo las unas a las otras. La tensión no se libera del todo hasta llegar al final, donde parece que el mundo se nos cae encima con el sampleo de caballos, de motos, águilas e incluso leones. Esto, desde luego, no podíamos esperarlo.
Si cierras los ojos por un momento puedes escuchar una mezcla de referencias. Está la sensibilidad de James Blake, la vanguardia de Rosalía, la electrónica de Fred Again, y me atrevería a decir que puede apreciarse también la grandiosidad de alguien como Hans Zimmer. "El ∞ ciervo" tiene esa dimensión inmensa, casi cinematográfica, algo que rara vez podemos encontrar en música de consumo comercial.
Algo a tener muy en cuenta es la estética de estos nuevos pasos que Bajocero X está dando. En un solo videoclip vemos la figura de un cura, dos boxeadores en una pelea de lo más particular, desastres naturales...Elementos que parecen no tener ninguna cohesión pero que conforman ese puzle sonoro que estamos escuchando.
La realidad es que todo esto trata de hablarnos del artista, de su espiritualidad, de cómo se descompone a través de conceptos como el desamor, la fe, el sexo o la adicción. Este es el proyecto en el que Bajocero X se presenta de una vez por todas, el proyecto en el que pisa firme para presentarse como nunca antes lo había hecho. Referencias a Lorca, a la música sacra, a su sonido más electrónico; todo cabe en su imaginario, y encaja a la perfección.
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